sábado, 15 de noviembre de 2008

Crónica de una mortandad animal en Santander

Por: Néstor Fabio Buitrago Giraldo

La vereda Palestina, en jurisdicción de Santander de Quilichao, se vio sometida a una cuarentena de consumo del agua de la zona, impuesta por la Secretaría de Salud Departamental del Cauca, debido a la muerte de una cantidad indeterminada de animales que resultaron envenenados con el plaguicida Monocrofs, producto empleado para el control de roedores.

La historia es como sigue. Un grupo de funcionarios de la CRC de Santander se desplazó el 16 de septiembre hasta la vereda Palestina, atendiendo los llamados de varios miembros de la comunidad que se quejaban de la muerte de sus animales domésticos y de corral. Sara Quiñónez, Diego Capote y Gerardo Carabalí, de la entidad ambiental, llegaron a la mencionada vereda, más exactamente al sitio donde se ubica la Granja Avícola Venecia.

Según la información suministrada por Sara Quiñónez, Ecóloga de la CRC, en el lugar se reunieron con el administrador de la granja y con siete personas de la comunidad, con quienes realizaron un recorrido por el río La Quebrada, que pasa por la zona. Así pudieron comprobar que una gran cantidad de gallinas y gallinazos se encontraban en estado de descomposición, algunos de ellos en la orilla del río y en lugares cercanos. Pedro Sandoval, uno de los perjudicados, informó que en los días anteriores había muchos más animales muertos, algunos silvestres, pero que la corriente del río se los había llevado. Una inspección río arriba permitió que los funcionarios de la CRC verificaran la muerte y descomposición de por lo menos 300 gallinazos más.

El administrador de la granja, de quien sólo se conoció su nombre (Daniel), le confirmó a la CRC que 15 días antes se había esparcido un veneno llamado Monocrofs para controlar la proliferación de roedores en el interior de la granja, lo que les ocasionó la pérdida de 500 pollos, además de los efectos ya mencionados en el entorno.

Los habitantes afectados por la pérdida de los animales, cuyo número exacto no se pudo establecer, elevaron su queja ante la corporación ambiental por considerarse perjudicados, entre otras cosas por los olores nauseabundos que tenían que soportar.

Como consecuencia del hecho, la CRC hizo la siguiente observación: “La situación es muy grave, porque el daño que se causó al ambiente con la muerte de los animales silvestres de la zona, en especial las aves de rapiña, es irreversible, pues no podemos olvidar que ellos realizan un trabajo de limpieza” y ordenó la incineración de todos los animales muertos para evitar mayor impacto ambiental.

Posteriormente, el 25 de septiembre, se tomaron muestras del agua y el 3 de octubre la Secretaría de Salud Departamental, en reunión con la comunidad, recomendó no consumir el agua del río La Quebrada. Además, se formuló un requerimiento a la empresa involucrada para verificar el cumplimiento de la normativa ambiental.

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